Entrar en el pasillo de vinos de un supermercado es al principio una experiencia estimulante, pero a medida que empezamos a leer etiquetas de precio, ofertas, regiones, etc., la experiencia empieza a parecer un mal sueño del que queremos salir rápido con nuestra botella en el carro.
Si estamos habituados a comprar vinos, tenemos claro nuestros gustos y dónde encontrarlos. Pero no casi nunca coinciden con la oferta del supermercado. Por esta razón los vinos más selectos debemos buscarlos en tiendas especializadas y dejar para el supermercado la compra de oportunidad, probar una marca o denominación de origen nueva para nosotros o aquel que nos llame la atención.
El precio. Empecemos por el final.
Ante un producto que a igualdad objetiva de calidad tiene fans y detractores (la típica expresión de “para gustos, colores”), sucede igual con el precio, donde vinos similares pueden tener precios diferentes. Esto es así por varios motivos, como, por ejemplo, el reconocimiento de la marca, la D.O.C. (Denominación de origen controlada) a la que pertenezca, o las promociones vigentes.
Por ello debemos establecer nuestro propio baremo de precios en función del tipo de vino. Por ejemplo, para un vino joven un rango de X a Y € y para un vino crianza un rango de Y € a Z €. Con esta escala, basada en nuestro conocimiento, en la cabeza seleccionaremos, ahora sí, los valores típicos de región, añada, variedad, etc. que nos muestran las lineales.
Conoce un poco más el vino.
Tómate tu tiempo para decidir. Busca en tu móvil información del vino. No te asustes de términos técnicos y sumérjete en la lectura de blogs, app´s especializadas, cursos, etc..
No tengas prisa en el pasillo de los vinos. ¡Lee la etiqueta! Es un paso fundamental. En ella encontramos información de variedad o mezclas de variedades de uvas utilizadas en su elaboración, el nombre de la bodega o región, la graduación alcohólica, la cosecha y una descripción de la cata del mismo donde nos describe los aromas y sabores que evoca.
No te asustes.
Una botella pueda darnos una mala sorpresa en la mesa y esto puede ser causado por muchos factores. El vino es un ser vivo, y como tal su conservación, transporte y almacenaje influye en cómo nos llega.
Por lo general, una bodega conocida y con prestigio reconocido nunca embotellará un vino por debajo de un alto estándar de calidad. Esto es una garantía, aunque igual debemos desviarnos algún euro de nuestro baremo (recordáis). Pero la vida requiere de estímulos nuevos. Arriésgate, prueba nuevas marcas, prueba nuevas denominaciones de origen, prueba nuevos maridajes (realiza combinaciones de comidas y vinos), y, sobre todo, disfruta y diviértete.
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