En las últimas semanas se han venido publicando diversos informes sobre el impacto que está teniendo la pandemia sobre la economía. De todos ellos hoy nos gustaría hacer referencia explícita al publicado por Deloitte el pasado 27 de marzo, 2020. Aunque fue de los primeros, más allá de acertar en las fechas exactas, sí dibuja un panorama de plazos que se va viendo como realista.
Durante los días previos al cierre decretado el 14 de marzo, el consumo se centró en artículos de primera necesidad, perecederos, artículos de limpieza. Destacando el caso del papel higiénico que llegó a crecer un 150% sobre sus cifras normales.
En las semanas posteriores esa tendencia dejo pasó al aumento en productos no esenciales, enfocados más en el confort que permitan una estancia más cómoda en casa, como por ejemplo, ropa para interior y deporte, artículos de hogar y bebidas alcohólicas. Dejando el papel higiénico y los productos de limpieza en un decrecimiento del 90% sobre las semanas anteriores.
Por más que los datos nos sorprendan, no son más que un fiel reflejo del comportamiento (no de todos) pero sí de una inmensa mayoría de la sociedad.
En relación con los escenarios y dejando de lado los posibles panoramas de evolución económica bien en V, en U, o en L, sí nos gustaría poner un horizonte de optimismo en los plazos para la desescalada. Pensemos que nos queda menos de lo pasado y con un menor nivel de aislamiento.
Y es que ya llegado mayo nos adentramos en los meses de estabilización que nos permitirán redescubrir experiencias, ver formas nuevas de hacer las cosas y trabajar para garantizar un futuro mejor.
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